viernes, 18 de mayo de 2012

San Agustín y alrededores

Para cambiar un poco de los aires de Bogotá, hoy hablaré de uno de los puntos clave en el turismo colombiano, San Agustín.
El reclamo turístico de San Agustín es el parque arqueológico del mismo nombre. Ubicado al sur del país en el departamento del Huila, a unos 500 km de Bogotá, es patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Para llegar hasta allí, tras mi paso por Ibagué en año nuevo, salí rumbo al sur, a Neiva, capital del Huila.
A orillas del rio Magdalena, el más importante del país ( aunque no es el más caudaloso ni el más largo) debido a su navegabilidad y conexión con el mar caribe.
Neiva es una ciudad calurosa, con mucha humedad, por lo que no me quedé mucho tiempo allí. Pequeño paseo por el centro y la costanera, ver un poco del comercio local y poco más. Mucho calor para mi. Eso sí, puestos con zumos de mandarina en cada esquina, lo que ayuda a sobrellevar ese calor.


Desde la terminal de buses salen buses hacia Pitalito y San Agustín cada rato, desde bien temprano por la mañana. Cogí uno de esos buses mañaneros y rumbo a Pitalito, ciudad cercana a San Agustín.
Me pareció buena idea quedarme en Pitalito y evitar el posible sobrecosto de precio hotelero en San Agustín.
La verdad, nunca averigüé los precios en los hostales de allí, pero por si acaso me quede en Pitalito.

La ciudad es medio pequeña y tiene mucho, mucho comercio. No es para nada un pueblo feo, me gustó caminar por las calles pero la idea del viaje era otra.
Por la mañana temprano, cambiando de planes a última hora, tome una camioneta en la terminal y en vez de ir a San Agustín como la mayoría de gente, me dirigí a Isnos.

Pequeño pueblo entre las montañas, con una bonita plaza y mercado local. Desde la plaza cogí un pequeño jeep comunal en el cual me acercaron a el Salto de Bordones, aún más pequeño centro poblacional, que consta de una plaza y poco más. Desde aquí a 5 minutos a pie se llega al Salto de Bordones, una cascada de más de 400 metros de caída. Espectacular !!!!

Cerca del camino principal hay un mirador que está totalmente abandonado. Allí me encontré a un grupo de niños los cuales, sin pedir nada a cambio ( cosa poco habitual cerca de atractivos turísticos en Sudamérica), me enseñaron el sendero que te lleva hasta el pie de la cascada.
Bajando por una ladera entre cafetales ( esta es una tierra muy rica en plantaciones de café), y zig-zagueando entre barro y un perro rabioso, llegue al pie de la cascada, donde hay un pozo al cual es imposible acceder por la fuerza de la caída del agua. Completamente solo en este lugar, me pregunto por que no se promociona más este paraje expectacular, teniendo a poco kilómetros el parque arqueológico. Pero de igual manera disfruté sobremanera este paseo, rodeado de naturaleza y soledad y lejos del bullicio de la ciudad.
El regreso al camino es obviamente más duro, porque todo lo que bajas, toca subirlo, pero es muy llevadera la subida. Al cruzarme nuevamente con el perro furioso, me tocó esperar a que subiera el dueño, porque el perro trató de morderme varias veces. Con el señor pude intercambiar unos minutos de conversación, quien me comento sobre su vida como cafetero.






















De vuelta en el poblado, cogí otra vez el jeep y regresé a Isnos, para acto seguido volver a Pitalito.

Al día siguiente , cumplí con el plan que llevaba en un principio. Me dirigí a San Agustín pueblo, para que una vez allí, a pie, recorrer la distancia que separa del parque arqueológico.
El parque está muy bien señalizado, tiene accesos amplios y en lineas generales me gustó mucho.
No soy un gran fanático de las piedras y las esculturas de aquí, pero se dejan ver con facilidad y me parece que es un buen plan de viaje.
El parque es básicamente una necrópolis antigua, de diferentes civilizaciones y culturas, y durante el recorrido se pueden ver las diferencias artísticas de cada una de ellas.
Caminos y senderos muy bien señalizados entre un hermoso bosque, me llevan a diferentes áreas del parque, donde a través de paneles se puede leer la información de cada escultura, su descubrimiento, época entre otras, cosas de interés general.
























Pasé el día por el parque, caminando mucho por los senderos que te llevan de arriba a abajo y contemplando las bonitas vistas de la cordillera oriental de Colombia, lugar donde se separa la cordillera dividiendo el país.

Después de la visita, regresé al pueblo de San Agustín a dar una vuelta y ver el pueblo. De aquí quería ir al nacimiento del río Magdalena, pero con poco tiempo y dinero y la poca ayuda de la oficina de turismo, decidí no ir.

Y poco más que añadir del viaje a tierras del sur del país. Hay mucho por ver y descubrir en esta región , que por otra parte no cuenta con la mejor red de carreteras de Colombia. Viajar desde Bogotá es muy fácil, pero para ir a otras regiones se complica y mucho el acceso. Hay buses para todos lados pero las carreteras son bastante malas.
De Pitalito bajé a Mocoa ( buena carretera) pero para pasar a Pasto, sufrí mucho la vía. Pero bueno, con el tiempo se irán arreglando estos pequeños inconvenientes.

En definitiva, viaje recomendable, apto para hacerlo en cualquier época del año y con muchos servicios que facilitan la estadía.


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