sábado, 22 de septiembre de 2012

EL ARTE DEL TRANSMILENIO


Esta tarde, tras un muy buen entrenamiento en la Universidad Nacional y después de  unas cervezas con los compañeros de equipo, subí al Transmilenio con la idea de regresar a casa.
Primero hablaré brevemente del Transmilenio. Uno de los términos más utilizados en la capital, que se refiere al sistema de transporte masivo de la ciudad, tan odiado por muchos y querido por pocos.
Puesto en marcha a finales del año 2000, el sistema consta de una serie de vías diferenciadas de las del resto de tráfico  y un servicio de autobuses articulados, que circula por lo largo y ancho de la capital de la republica.
Como en todo en esta vida, el sistema peca de muchos errores, muchos, pero no se puede mirar solo lo malo, como hace mucha gente.
Para una ciudad con más de 7 millones de habitantes, más de 33 km de norte a sur y con una de las mayores lacras de cualquier sociedad, la corrupción, obviamente tiene que tener fallas en su sistema de transporte “público”. Tras ser uno de los transportes públicos más caros de Latinoamérica,  este mes se redujo el precio del billete y se hace más llevadero para la economía diaria.


El mayor problema que le veo al sistema, personalmente, más allá de la mala calidad de la calzada, de los a veces, insuficientes buses y a la malísima cultura del resto de conductores, es la utilización del sistema por parte de los usuarios. Tema muy polémico, pero me explico, sin querer justificar a los gestores, que son igual de culpables del colapso del sistema.
Pero bueno, dejando de lado este tema, el de los problemas y soluciones de las cuales hablaré a titulo personal en otro post, hoy quiero escribir sobre algunas situaciones que se pueden ver a diario en los buses.



De siempre he sido muy curioso, siempre observo a la gente, me los imagino en su día a día y no pocas veces me pregunto cual será su historia de vida.
Como pocas veces me ocurre, está vez viajaba sin música por la rotura de los auriculares de mi mp3, por lo que me senté a mirar y escuchar a mi alrededor.
Y así las cosas, con la música en otra parte, disfruté del viaje de menos de una hora escuchando la llamada telefónica del vecino de asiento.
Un señor de unos 40 años explicándole a su mujer-novia-amante-mama de sus hijos, el porqué de su tardanza en llegar a casa. El señor, con evidentes síntomas de ebriedad, le explicaba de la mejor manera posible, como había estado trabajando hasta tarde y justo cuando pasaba por la calle 80, el bus se había detenido por un gravísimo accidente de trafico en el cual estaban involucrados  2 coches con el resultado de 13 muertos nada mas y nada menos!!!!
Aguantaba la risa lo más que podía, al igual que el resto de los que estábamos alrededor, porque más allá de que el bus no pasó aun por la calle 80, el relato del accidente era muy poco creíble. Y para rematarlo todo, tras llorar, gritar y justificarse de mil maneras, el buen señor le pidió a otro señor que hablase con esa señora para confirmarle la veracidad de su testimonio.
El vecino se negó, aguantándose la risa una vez más, y así quedó todo. Colgó el teléfono a su señora, ignoró las siguientes llamadas de teléfono (supongo que llamadas de la misma señora, enojada) y se pasó de estación.
Aparte de esta situación, durante mis viajes diarios a clase en bus, he podido disfrutar de otras situaciones, algunas divertidas, otras embarazosas y otras muchas, desagradables.
De los desagradables, hablaré en el otro post dirigido a las fallas y mejoras del sistema, ahora solo contaré un par de anécdotas más, que pese a no ser divertidas en sí, nos sacaron una sonrisa a más de uno.
La primera me la contó un compañero de clase, y a los pocos días tuve la fortuna de vivirla por mi mismo.
5.15 horas de la mañana, el bus para en la estación del Campin, y tras la gente, se sube al bus un perro, visiblemente demacrado a consecuencia de su hábitat callejero. Se paró junto a la puerta, sin hacer el mínimo ruido y sin molestar a nadie. Cuando llegamos a la estación de Avenida Eldorado, se bajo y espero junto a nosotros al siguiente bus para hacer el transbordo a la estación de Paloquemao, en la cual se bajó y siguió su camino.
La última, la verdad sea dicha, no es algo bonito pero lo que nos sacó una risa fue la resolución del problema.
Cerca de las 2 de la tarde, por la misma ruta diaria y con el bus bastante lleno, escuchamos a una chica gritar e insultar a un señor. Asumiendo que el señor se sobrepasó con la chica (algo tristemente habitual en todo el mundo), escuchamos el reclamo de la misma:
“¿a usted le parece normal lo que hizo? ¿Tocarle un seno a una señorita? ¿Que pasaría si entra una mujer con cáncer de pecho? Y acto seguido pisó al señor con su tacón, bajándose del bus en la siguiente estación. Ante la incredulidad de todos, y cuando ya escuchaba alguna risa dentro del bus, el señor se puso a llorar ¡!!!! Jejejejejeje…merecido se lo tiene.

Y poco más por hoy, la verdad tengo muchas ganas de escribir sobre el sistema como tal, con sus errores, virtudes y puntos a mejorar, con testimonios y opiniones de usuarios, pero lo dejaré para otro día.

DE IGUAL MANERA LES DEJO UNOS LINKS PARA MOVERSE FACILMENTE POR EL SISTEMA:


Si quieres saber más sobre Transmilenio y otras curiosidades acerca de Bogotá y de Colombia, visita 

No hay comentarios:

Publicar un comentario